El anuncio del Departamento de Justicia el lunes, que llegó con un año restante de la sentencia de 30 meses de Lee, extiende un historial de indulgencia a los principales delitos de cuello blanco y un trato preferencial para los magnates condenados. Esto empaña la imagen reformista del presidente Moon Jae-in, quien, tras ganar unas elecciones parciales en 2017, prometió frenar los excesos del "chaebol", los conglomerados familiares surcoreanos, y poner fin a sus lazos íntimos con el gobierno.
Lee, encarcelado desde enero, encabeza el Grupo Samsung en su calidad de vicepresidente de Samsung Electronics, uno de los mayores fabricantes mundiales de chips de memoria para computadoras y teléfonos inteligentes.
Fue declarado culpable de sobornar a la entonces presidenta Park Geun-hye y a su íntima confidente, que cumplen condenas más largas de prisión, con el fin de obtener el apoyo del gobierno para una fusión de 2015 entre dos subsidiarias de Samsung que reforzó su control sobre el imperio corporativo.